Mi mirada de bruja
erosiona el misterioy te transforma de repente
de príncipe en sapo.
Son esas noches abismales
en que sigo tus huellas,
a tropiezos,
dando saltos mortales,
resbalando y cayendo.
Mi sapo verde oro.
Mi sapo fría escama.
Hombre de profundas cuevas,
habitante de mis laberintos,
pasajero serpenteante.
Macho de voracidad insomne,
ebrio de canto atragantado.
Pero llega el día y mi conjuro
te convierte en este sapo ya sin cuentos,
desvestido de azules innombrables.
Te nace un sol en medio de la frente
y embarcas tus estrellas
con rumbo hacia mi cuerpo:
esta laguna de cielo sin amarras
donde nadamos juntos.
Sapo diamante.
Sapo cristalino.
Sapo esmeralda.
Abro los ojos.
Despertamos
al hechizo cotidiano.
Y entonces eres el de siempre:
espejo irremediable
de mi triste princesa,
hombre que le duele
a esta niña con trampas.
©Germana Martin
Arte: Mateo Arfanotti
No hay comentarios:
Publicar un comentario